
De acuerdo con el informe, el piloto introdujo por error coordenadas incorrectas de la posición longitudinal del avión y se enfrentó a un problema en los sistemas de navegación y control del vuelo. La tripulación tuvo “varias oportunidades para identificar y corregir el error”, que continuó pasando desapercibido y comenzaron a dirigirse en una dirección incorrecta.
Solo la alerta del sistema “¡Tierra! ¡Tierra!” llamó la atención del piloto y el copiloto, sorprendidos por tal advertencia. Al no ver tierra en el horizonte (la visibilidad era buena), los pilotos ignoraron esta alerta hasta que a la altura de 125 metros se activó el piloto automático que cambió el rumbo del avión hacia la izquierda, otra trayectoria de vuelo.
Los pilotos trataron de resolver la situación, pero sus “intentos de solucionar y rectificar el problema llevaron a la posterior degradación de los sistemas de navegación, así como de los sistemas de guiado y control del vuelo”, precisa la ATSB. Debido al empeoramiento del tiempo y la visibilidad en Sídney, el avión debió aterrizar en Melbourne, donde tardaron tres horas en solucionar el altercado hasta que la aeronave pudo finalmente partir rumbo a Kuala Lumpur.
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