La Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire (Mir) es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La decisión fue anunciada a las 4:08 am desde Bakú, capital de Azerbaiyán, por el Comité Intergubernamental de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés)
Cultores y parte del pueblo celebraron con abrazos, cohetes y cantos la tan ansiada declaratoria. Estuvieron reunidos en la Plaza 24 de Julio de Guatire, donde siguieron la transmisión de Telesur, en una pantalla la gigante.
Para dar gracias a su patrono, este jueves asistirán a una misa que se oficiara en la sede de la Diversidad Cultural en Caracas.
Venezuela se preparó para recibir este reconocimiento desde hace dos años, cuando miembros del Centro de la Diversidad Cultural establecieron un total de 60 reuniones con los integrantes de las cinco parrandas de Guatire y una de Guarenas, con el propósito de conocer esta tradición a fondo, y así presentar ante la Unesco un expediente cargado de historias y esencias sanpedreñas.
En diciembre de 2012, el país celebró el ingreso de los Diablos Danzantes de Corpus Chritsti en la referida lista. La sede de la Unesco en París, Francia, se llenó de música y algarabía cuando a golpe de martillo se confirmó que serían los diablos danzantes, con 11 cofradías postuladas, la primera manifestación venezolana en convertirse en patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
Historia de la tradición
Durante décadas, familias enteras de los pueblos mirandinos han hecho cumplir la promesa que una esclava llamada María Ignacia, quien padecía de una enfermedad que oraciones y brebajes no podían curar, le hiciera a una imagen reconocida como San Pedro para obtener salud y dar a luz la vida que se formaba en su vientre. A cambio de la sanación, la esclava ofreció danzar cada 29 de junio en homenaje al santo.
La promesa se concedió y María Ignacia sanó. Nació una niña de piel morena a quien bailaron con orgullo y con brazos en alto como ofrenda al santo. La llamaron Rosa Ignacia.
Pero un día la esclava no pudo volver a danzar y en su lecho de muerte, le pidió a su esposo que cumpliera por ella la promesa que le hizo a San Pedro. Desde entonces, cada 29 de junio aparece un hombre con trenzas de cabellos negros, labios colorados y vestido floreado, acompañado de dos niños a su lado (los tucusitos), los parranderos, quienes entonan cantos al ritmo del cuatro y las maracas; y los cotizeros, siempre representados por dos hombres que calzan zapatos similares a las alpargatas, que reciben el nombre de cotizas, y que el frotar contra el suelo simulan el sonido del tambor.
El ingreso de la Parranda de San Pedro a la lista representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad a una promesa que desde entonces han asumido como suya cientos de familias en Miranda.
Venezuela prevé presentar en 2014 otros expedientes. La cultura del pueblo indígena mapoyo, el culto a María Lionza y la fiesta de San Benito son las próximas tradiciones que el país espera incluir en la lista.
Fuente: Agencia
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