Estos jóvenes fueron captados en esta imagen digna para el estudio de esta clase disfuncional que no encuentra su rumbo.
Si miramos la foto podemos observar sus buenos zapatos, bluyines y morrales, seguramente originales, probablemente comprados por Amazon o en algún viaje a Miami, Bogotá o Madrid con los dólares de Cadivi. Morrales cargados de keroseno, bencina, piedras, celulares inteligentes con costosísimas botellas de vino, salidas de alguna bodega familiar.
Estos jóvenes nutridos por el desprecio, ajenos al país, llenos de prejuicios hacia las clases sociales más necesitadas, son los que quieren cambiar el país, a juro, pero actúan como los autómatas de la "La Pared", guiados a control remoto por grandes y cobardes intereses.
Ellos como que necesitan de estos estimulantes para poder realizar sus festines y orgías de destrucción.
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