AVN.- El camino de Nelson Mandela a un plano más trascendental comenzó hace años cuando no pudo vivir sino para luchar contra el apartheid en su natal Sudáfrica. Esta transición se aceleró con su encarcelamiento, hace casi medio siglo atrás. Su bandera contra la segregación racial se levantó más y él se alzó como el líder negro más importante en su país.
Abogado de profesión, Mandela, con una vida y una lucha política con grandes obstáculos e impactos, llegó a ser el primer presidente negro de Sudáfrica en 1994 y Premio Nobel de la Paz un año antes, mientras que los Estados Unidos le había estampado la etiqueta de "terrorista".
En 2006, la novelista sudafricana Nadine Gordimer entregó a Madiba (nombre del clan de Mandela en el idioma xhosa y como se le conoce cariñosamente en Sudáfrica), la distinción de "Embajador de conciencia" de la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional, y expresó que Mandela "fue y es un revolucionario en el mejor sentido de la palabra".
Años atrás, cuando la opción de ser el primer mandatario de su país era imposible, ingresó al Congreso Nacional Africano (ANC), organizando campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas como líder de la Liga de la Juventud de este movimiento, y promovió la aprobación de la Carta de la Libertad, que destacaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático.
No obstante, las múltiples detenciones y represiones los condujeron a la imposibilidad de seguir luchando con métodos no violentos. Esto le costó a él y a la ANC la calificación de "terroristas" y fue prisionero durante 27 años en penosas condiciones. Allí fue donde contrajo problemas respiratorios que hasta hoy lo aquejan.
Desde diciembre pasado, ha sido hospitalizado en distintas ocasiones por recaídas a causa de su neumonía. En una oportunidad su familia declaró que esperaba "una transición pacífica hacia el reino espiritual", que finalmente ocurrió este cinco de diciembre.
"Lo que pido en oraciones como hija es que la transición sea suave... Él está en paz consigo mismo. Le ha dado mucho al mundo. Creo que está en paz", dijo Makaziwe Mandela.
Pero su transición a lo trascendental había comenzado años atrás. Al salir de casi tres décadas de prisión ya era un icono político a nivel planetario, y escogió como uno de sus primeros destinos la revolucionaria Cuba, de Fidel Castro, y en sus discursos agradeció la solidaridad del pueblo cubano en la lucha contra el apartheid.
"Deseaba visitar a Cuba desde el momento en que salí de prisión y me complace que este día haya llegado", dijo cuando pisó la isla por primera vez en el año 1991, en ese momento fue condecorado y recorrió las calles del país.
En el juicio que lo encerró durante una cuarta parte de su vida, Mandela había resaltado su lucha por el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que todas las personas vivieran juntas en armonía e igualdad de oportunidades.
"Es un ideal que espero poder vivir para ver realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir".
Aunque en julio cumplió 95 años, hace tiempo que Mandela pasó a un plano trascendental.
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